viernes, 29 de octubre de 2010

Vuelta hacia el animal




Caminamos todos en una estación de Subte
Muchos entrando otros saliendo
Los que esperamos, aguardamos impacientes detrás de la línea amarilla
Llega la formación y todos subimos apresurados, ante la señal de la alarma de las puertas.

Subo al vagón y contando de izquierda a derecha, yo iba en el segundo vagón.
Estaba a 10 estaciones de la gran combinación de algunas líneas subterráneas
Miro a todo el mundo y todos están en su propia rutina, los de enfrente siempre buscan su mismo lugar, los de atrás siempre buscan su mismo lugar
Los del centro siempre buscan su mismo lugar.
Yo busco el mío también…
A mitad de camino se sube un perro
Un perro que aparentaba no tener amo
Un perro que era la tercera vez que me lo encontraba en el subte
Perro subterráneo
Perro viajero
Perro extraño
Todos miramos el perro y aquel personaje caricaturesco nos miraba también
Como si el también fuera a su lugar de trabajo
Hasta paresia apurado, como si también llegara tarde al lugar que iba
Lo mire todo el camino y cada cosa que hacia me sorprendía cada vez mas.
En una de las estaciones subió un saxofonista y toco una linda canción
Al terminar de tocar todos aplaudimos y para sorpresa de todos, el perro entono un ladrido como agradeciendo por la canción, como sumándose a la euforia subterránea

Yo me baje en la última estación y el perro también lo hizo
Cuando salimos todos de la formación
Nos cruzamos con gente que venia de otras formaciones de otras rutas subterráneas
Que convergían en la que yo me baje.
Siempre hay un silencio en ese cruce
Solo se escucha el operador indicando que tenemos que bajar porque hasta ahí llega ese tren, se escucha como una marcha de guerra, esa marcha subterránea, que ensordece los pasillos, zapatos de todas las clases marchan inmarcesibles por escaleras, esquinas recovecos del subterráneo.
Todos los días es lo único que escuchamos, los que no llevamos algún mp3.
Se puede ir acompañado que es lo mismo, parase ser que esos túneles del subte no nos dejan hablar, hablamos en el la formación, detrás de la linea amarilla, en los kioscos del subte, en la boletería, pero no en la ruta de cambio de linea subterránea, esos pasillos nos enmudecen.
La mayoría de la gente en su afán de llegar algún lado a su oficina o cualquiera que sea su labor, aparentan una cierta bronca, un desacuerdo con el propio mundo, la monotonía de esas caras las conozco muy bien.
Todos caminamos y en las escaleras aumentan en sonido los taconeos, algunos zapatos arrastran y hacen unos compas diferentes, algunos suben corriendo y cambian el ritmo
Es una gran marcha que late escalón a escalón
Latidos todos a destiempo.
Nadie mira a nadie todos nos ignoramos mutuamente.

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